Las fases del crecimiento

QUID+ proporciona las herramientas imprescindibles para adquirir los conocimientos básicos y estimular de forma profunda y completa la inteligencia y sensorialidad de los más pequeños en las distintas etapas de su crecimiento.

0 – 5 MESES

El niño tiene miedos innatos: relacionados con la inmadurez del sistema nervioso (como el miedo a los ruidos fuertes, a las caídas, a los objetos que se acercan demasiado deprisa), con las reducidas experiencias de vida (por ejemplo, miedo a espacios demasiado grandes) o con la carencia del sentido de permanencia del objeto (por ejemplo, el miedo a la separación).

El niño sonríe, mira a su alrededor y reacciona con el ruido y la luz. La percepción de los ostros se vuelve cada vez más precisa y detallada. – La primera manifestación de movimiento es la de aferrarse o agarrar. Inicialmente, ese gesto es instintivo: tan pronto como toma algún objeto, se da cuenta de que la mano es la herramienta que le ha permitido realizar ese movimiento. – Se duerme en el sueño activo (REM), es decir, en aquellas fases del sueño en las que se producen movimientos oculares rápidos.

De 0 a 4 meses es la fase de vocalización: el bebé reacciona ante el sonido de la voz y, alrededor de los 4 meses, mira fijamente la boca de quien habla.

Desde que nace, es capaz de comparar conjuntos que contienen pequeñas cantidades, reconociendo aquellos que tienen un mayor número de elementos.

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6 -11 MESES

Reconoce los comportamientos positivos y negativos de la vida social, distingue lo bueno de lo malo. Puede reconocer la variedad de expresiones emocionales para comprender su estado interior y el de los demás.

Aparece el primer diente, una señal de que el estómago está comenzando a digerir los alimentos y puede comenzar gradualmente a dejar de mamar. – Puede sentarse si se le ayuda. Gira y comienza a gatear colocando la barriga hacia el suelo. – Recoge objetos intencionalmente. Agita objetos como si fueran sonajeros para experimentar sonidos. – Puede dormir un promedio de 6 horas seguidas.

Comienza la lalación, el balbuceo característico del niño que está aprendiendo a hablar. La lalación puede ser canónica (gue gue) o variada (ba ta ba).

Intuye las cantidades y que la cantidad de un conjunto de objetos puede aumentar o disminuir según las manipulaciones que se hayan realizado. – Puede comenzar a entrenar la subtitización, es decir, la capacidad de discernir cantidades de un vistazo.

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12 – 17 MESES

La relación con la figura de referencia se convierte en un apego estable, una base segura desde la que explorar, lo que provoca miedo al abandono y a los extraños.

Utiliza gestos con significado autónomo para comunicarse. Especialmente a través del rastreo, comienza la exploración autónoma del entorno. – Puede caminar si se le ayuda y pone todo el pie en el suelo. – El acto de agarrar está dirigido por el deseo (elección): esto significa que la aprehensión es intencional. Empieza a colocar y mover objetos. – Duerme toda la noche sin comer y echa una o más siestas por la tarde.

El niño pronuncia una primera palabra intencionalmente, que puede consistir simplemente en una palabra bisílaba o incompleta o una onomatopeya. – Puede hablar hasta 10 palabras y comprende el significado del lenguaje. – Desarrolle la comunicación no verbal alrededor de los 9-12 meses: primero señala, luego dice hola, finalmente aplaude.

El niño distingue secuencias de números crecientes y decrecientes.

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18 – 23 MESES

La personalidad del niño está a punto de brotar. – Resulta capaz de prever el resultado del comportamiento que ha planeado. – Puede desarrollar la capacidad de resolver problemas.

El niño desarrolla un sentido del orden: sensibilidad a la colocación de las cosas y de la posición de unas respecto de otras. – Máximo esfuerzo desde el punto de vista del equilibrio: el niño camina cargando objetos pesados, busca un punto de apoyo para trepar y sube escaleras. Agarra con ganas de escalar y comienza a experimentar una caminata rápida, casi corriendo. – El desarrollo de la mano también es importante: los brazos sostienen objetos pesados, las manos, con su agarre, ayudan al niño a trepar, come solo con cuchara y comienza a hacer sus primeros garabatos.

El niño pronuncia los nombres, palabras sueltas en sucesión. Cuando llega a las 50, comienza a unirlas, pero sin gramática. Utiliza su tono de voz para expresar emociones. Usa una palabra clave con un significado amplio, por ejemplo, nano es el plátano pero también quiero que el plátano o el mono se coma el plátano. ¡Puede decir hasta 100 palabras!

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24 – 35 MESES

Afirme su individualidad, adquiere un sentido de sí mismo y nuevas emociones como el sentido de culpa, vergüenza y orgullo. – Aprende a desarrollar el vocabulario emocional para expresar mejor sus sentimientos y deseos. – Analiza las relaciones causa-efecto para mejorar la capacidad de leer la realidad. – Nace el juego simbólico, que transforma materiales neutros en objetos de juego y asocia significados a los sonidos y la música. Es capaz de conocer a todas las personas de su entorno. El pensamiento se caracteriza por el egocentrismo, la rigidez y la irreversibilidad.

Corre y se apoya en los objetos con seguridad. – Desarrolla la coordinación a través de experiencias y se vuelve capaz de realizar movimientos complejos fundamentales para su autonomía (por ejemplo, comer, cortar, abrocharse los botones, etc.). – Observa las acciones de quienes le rodean y tiende a imitarlas para sentirse partícipe.

Es el período explosivo desde el punto de vista del desarrollo del lenguaje. Pronuncia oraciones que constan de 1 o 2 palabras, a menudo incompletas, sin verbo ni artículos. Luego aparece la sintaxis, formada por oraciones simples de 2 a 4 palabras, sin artículos ni preposiciones. Puede decir hasta 500 palabras.

Con el desarrollo de las habilidades del lenguaje, el niño también aprende las palabras numéricas (uno, dos, tres, etc.) para pronunciarlas en la secuencia correcta y relacionarlas conceptualmente con la cantidad. En resumen, aprende a contar.

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36 – 47 MESES

Ha sentado ya los fundamentos de la personalidad. Modula sus emociones cada vez más de acuerdo con las reglas sociales y las verbaliza con mayor precisión.
Todavía tiene miedos relacionados con el crecimiento y provocados por la imaginación infantil. También comienza a desarrollar miedos aprendidos de sus propias experiencias de vida, por ejemplo, los relacionados con la inserción en un contexto social (por ejemplo, miedo a los acosos o a los castigos de padres o profesores).

La mano es un órgano de aprehensión de la inteligencia: su desarrollo depende de la psique y de la inteligencia. – Garabatea, corta, pega, es autónomo para vestirse y desvestirse y también sentado a la mesa. – El desarrollo del equilibrio continúa: aprende a andar en bicicleta y a pedalear. – El ojo ahora se ha desarrollado completamente: puede comenzar a aprender a leer. – Las fases del sueño son como las de los adultos.

La capacidad del niño para producir sonidos es casi completa: las oraciones son más largas y estructuradas. Por ejemplo: papá va a trabajar y luego vuelve. Cuenta y comparte lo que vive. ¡Puede llegar a decir más de 1000 palabras!

El niño cuenta una pequeña cantidad de objetos. Reconoce que las palabras-número significan más de uno. Es bueno jugar a menudo con recuentos y cantidades, aumentando gradualmente la cantidad. Puede sumar y restar uno.

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4+ AÑOS

Apertura a los demás con desarrollo inicial de la teoría de la mente. Todavía tiene miedos relacionados con el crecimiento, pero también miedos aprendidos de sus propias experiencias de vida, como los relacionados con la seguridad (miedo a los malos y al Coco) o miedos aprendidos de un miembro de la familia (por ejemplo, insectos y ratones).

Es capaz de utilizar una herramienta gráfica (por ejemplo, un lápiz) de manera funcional con un agarre de pinza por medio de los dedos pulgar, índice y corazón. El dibujo permite representarse a uno mismo y representar elementos de la realidad. – Va en su bicicleta sin ruedas, salta y se balancea sobre un pie. – Ya no necesita echar siestas por la tarde.

El lenguaje se perfecciona todavía más. Gracias a los juegos de palabras, a través de las rimas, la composición y descomposición en sílabas, sienta las bases de las actividades de lectura y escritura.

Se pueden introducir los conceptos de suma y resta. -La mano, como órgano de la inteligencia, se convierte en una ayuda para el cálculo: utiliza los dedos para ayudarse en la suma y la resta. El recuento que se apoya en los dedos es la primera estrategia para calcular, la base sobre la que descansarán todas las experiencias posteriores.

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6+ AÑOS

Explosión de apertura hacia los demás cuando el niño ha adquirido la capacidad de «aceptar» que existe el punto de vista del otro. – Puede presentar miedos aprendidos relacionados, por ejemplo, con la inserción en un contexto social: miedo a ser excluido o ridiculizado, de no ser capaz de algo, de equivocarse, de hablar frente a otros.

Completa el desarrollo de las destrezas finas. Puede aprender fácilmente a escribir en mayúsculas y en cursiva. – Las habilidades propias de la motricidad fina están tan evolucionadas que puede aprender movimientos finos y complejos como un adulto (por ejemplo, barajar un mazo de cartas o atarse los zapatos). – Mejoran la coordinación lo suficiente como para dedicarse a aprender disciplinas deportivas específicas.

Cuando el niño llega a la escuela primaria, ¡conoce ya un promedio de 14.000 palabras! Está listo para aprender las formas verbales irregulares.

Cuenta correctamente hasta 40 y más. Al comenzar la escuela primaria, consolida su competencia matemática, también al insertar por completo la representación gráfica de conceptos matemáticos.

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