¡Todo lo que hacemos surge de una emoción! Por eso es importante cultivar el mundo interior desde pequeño, enseñando al niño o la niña el significado de las emociones y cómo contextualizarlas en la vida cotidiana.

Pero: ¿cómo se enseñan las emociones? El lenguaje de las emociones ofrece una antología de 48 episodios de la vida cotidiana, cada una de las cuales tiene como protagonista un matiz derivado de las 6 emociones universales: ira, miedo, felicidad, disgusto, sorpresa y tristeza.

Al enseñar a nuestros pequeños a reconocer y nombrar las emociones, los ayudamos a “leer la realidad” de manera más completa y a reaccionar con más equilibrio y de manera positiva. También les enseñamos a desarrollar una adecuada reacción emocional al estado interior de la persona que tienen delante. Conocer las emociones ayuda al desarrollo de un sano equilibrio psicológico, relacional y conductual.